
El COPIB reclama consolidar la atención psicológica al trauma en emergencias
Con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, que se celebra cada 10 de octubre, el Col·legi Oficial de Psicologia de les Illes Balears (COPIB) se adhiere al lema propuesto por la Confederación de Salud Mental de España, “Compartimos vulnerabilidad, defendamos la salud mental”. Bajo esta consigna, y para materializar esa defensa de la salud mental, el COPIB pone el foco este año en visibilizar una de las situaciones que mejor ejemplifica nuestra vulnerabilidad compartida: las profundas consecuencias psicológicas de las emergencias y catástrofes. Por ese motivo, reclama consolidar la atención psicológica al trauma que estas generan.
Situaciones traumáticas provocadas por catástrofes naturales —la DANA en Valencia, el terremoto de Lorca, la erupción del volcán de La Palma o, más cerca, la riada de Sant Llorenç— no solo dejan destrucción física y pérdidas materiales. Estos eventos generan efectos inmediatos de shock y desolación y, de forma prolongada, dejan una huella psicológica profunda en la población afectada. Un impacto emocional que no puede quedar invisibilizado y que requiere una respuesta de atención coordinada y un firme compromiso por parte de los profesionales de la salud y de las administraciones públicas.
Para dar esta respuesta, el COPIB pone en valor el trabajo esencial que realiza el Grupo de Intervención Psicológica en Emergencias y Catástrofes de les Illes Balears (GIPEC IB). Activo desde 1998, el GIPEC IB es un pilar fundamental para mitigar el shock y la desolación inmediata en las víctimas de catástrofes, un trabajo indispensable que requiere de un reconocimiento y unos recursos acordes a su importancia. Por ello, el Colegio reclama a las administraciones un apoyo firme y decidido que consolide estos dispositivos, dotándolos de estabilidad y recursos permanentes,
El Colegio subraya que la verdadera defensa de la salud mental exige proteger a la población cuando es más vulnerable. Por ello, resulta fundamental implementar acciones decididas que atiendan las secuelas psicológicas a medio y largo plazo, con especial atención a los colectivos más frágiles en todas las etapas de la vida, desde la infancia hasta la vejez. La vulnerabilidad, recuerdan, es un factor que todos compartimos, lo que convierte esta tarea en una responsabilidad colectiva ineludible.
Con una ratio de 5,9 psicólogos por cada 100.000 habitantes (la media Europa es de 18 por cada 100.000 habitantes), la capacidad del sistema para dar una respuesta continuada a las necesidades de atención psicológica de la población y absorber las secuelas psicológicas a largo plazo de una catástrofe se ve seriamente comprometida.
Por ello, el COPIB urge también a ampliar la cobertura de atención psicológica en la sanidad pública de las Illes Balears, aumentando las plazas PIR e incorporando psicólogos en Atención Primaria, como ya han hecho otras comunidades, para fortalecer la resiliencia de nuestra sociedad ante eventos traumáticos.